Mi faceta como artista se remonta a mi infancia, recuerdo que desde pequeño me encantaba dibujar y regalar mis dibujos a mi familia y amigos e incluso llegar a vender algunos por $0.50 centavos en la pequeña tienda que tenía mi abuela. A la edad de 7 años yo les decía a mis padres que quería ser pintor y recuerdo que jugaban con ello y me preguntaban "¿De los que pintan las casas?".
Al llegar a la adolescencia perdí un poco el camino y decidí estudiar Ingeniería en computación, ya que también soy amante de las matemáticas y las ciencias exactas, pero algo me decía que no debía de estar ahí.
Fue entonces que comencé a buscar por otros lados que era lo que realmente quería hacer y volví a mirar hacía los dibujos que había hecho de niño y asistir a exposiciones de arte. Así de la mano de artistas que me influenciaron como José Luis López Galván y Sergio Bustamante me di cuenta que eso era lo que siempre había querido y decidí aprenderlo y ejercerlo de manera formal.
Actualmente curso la licenciatura en artes visuales para la expresión plástica en la U de G.
En mi producción artística me gusta plasmar y retratar muchísimo a los animales, siento que es una manera de mostrarles el respeto que se merecen como primeros moradores de la tierra y una disculpa por todo el daño que el hombre les ha causado.
Al mismo tiempo me declaro amante de las texturas que se producen en la piel ya deteriorada y malgastada de los ancianos, miles de trayectos y caminos que recorren su rostro, sus manos y su cuerpo.
Es algo muy importante, no por nada quiero dedicarme a ello toda mi vida. El arte es el alimento del alma, es el desahogo de nuestros sueños, es el vínculo entre lo terrenal y lo infinito, el vínculo entre lo que es y lo que no es; Es el medio por el cual, no solo podemos, si no debemos de señalar todo aquello que está mal, todo aquello que va por un camino erróneo y por supuesto todo aquello en lo que siempre se puede ser mejor.
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